Sevilla

La ROSS y Sevilla

Sevilla es música. Y la música está enamorada de Sevilla, de sus jardines, plazas y callejas donde suena incesante, desde hace siglos, el eco del rasgueo de una guitarra, la nostalgia de un violín, el júbilo de una flauta, unas palmas acompasadas a la orilla del río… La música vive aquí, por eso decenas de compositores buscaron inspiración en sus calles y más de un centenar de óperas se ambientaron en esta ciudad. Por eso la UNESCO la designó en 2006 Ciudad de la Música en reconocimiento a su tradición y su intensa e histórica actividad musical.

Aquí la música encontró su mejor crisol para fusionar sones procedentes de África, aprender armonías del lejano Oriente o recibir melodías que viajaban por océanos. La música tuvo su siglo de oro en la Sevilla del Renacimiento, y aunque hubo momentos de esporádicos ocasos, los músicos siguieron creando una banda sonora a esta ciudad romántica.

Pero sin duda han sido las exposiciones universales celebradas en Sevilla las catapultas para relanzar su cultura. Y si la Exposición Iberoamericana del 29 recuperó la música en la calle, los teatros y los parques, la Universal del 92 fue el trampolín a la gran revolución musical de nuestra ciudad y nuestra región. Andalucía dispondría desde entonces de cuatro orquestas sinfónicas profesionales en las capitales de Málaga, Córdoba, Granada y Sevilla.

Creyendo en el arte de la música como una religión, intérpretes de todo el mundo buscaron su lugar en estas ciudades. El sueño ya era una realidad. Fue un privilegio para nuestras ciudades y para aquellos músicos, muchos de los cuales siguen hoy aquí, viviendo este sueño. Ya no podemos permitir que la armonía deje de inundar las calles y la historia de nuestra tierra. Se han multiplicado los conservatorios en Andalucía en estos años, las escuelas, las bandas, las orquestas de jóvenes… los músicos. Ya ha nacido una generación enamorada de la música gracias a la entrega de estos profesionales.

Y todo este sacrificio, todo este trabajo de casi treinta años, merece un compromiso firme, no sólo para evitar ser los responsables políticos de una nueva etapa histórica de ocaso cultural y musical, también para mantener a las orquestas andaluzas con la finalidad con la que se crearon. Un compromiso para garantizar su importante actividad cultural en la sociedad, manteniendo sus plantillas iniciales para no dejar caer su calidad y poder ofrecer la oportunidad de formar parte de ellas a las nuevas generaciones de músicos andaluces. Un compromiso firme que garantice la dignidad de sus músicos y que conserve sus derechos, porque también son trabajadores. Un compromiso que haga posible 
la difusión del patrimonio musical de la humanidad, como servicio público fundamental para cualquier sociedad avanzada, con la financiación suficiente para garantizar la fidelidad, el respeto y la calidad que ese patrimonio merece.

Nuestra ciudad, nuestra región, nuestra sociedad, también merece un esfuerzo político que haga honor a nuestra historia.


Mar Correa 
Miguel Domínguez