Queremos, a través de esta entrada, mostrar nuestra solidaridad, apoyo y cariño a los músicos de la Orquesta y Coro de la Sinfónica Nacional de Chile, a los de otras grandes orquestas de la ciudad y a los músicos de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile, que llevan varias semanas ofreciendo conciertos familiares y gratuitos en la calle en apoyo a las manifestaciones pacíficas que se suceden en el país “ para elevar el espíritu de paz, unión y justicia social a través de la música”.
La grave crisis que sufre Chile ha cumplido este lunes un mes, en medio de nuevas movilizaciones populares que ponen en cuestión la efectividad del pacto
firmado por los principales partidos políticos para una posible reforma de la constitución heredada de la dictadura. El pueblo chileno vive un momento político de gran complejidad. Las concentraciones y marchas pacíficas fueron seguidas por graves altercados provocados por grupos violentos que nadie controla, con un balance hasta ahora de al menos 23 muertos -muchos de ellos a manos de la brutal represión militar reconocida por el propio presidente Piñera- más de 2.300 heridos y más de 15.000 detenidos. Las instituciones democráticas se enfrentan a una severa crisis de representatividad, incluidos todos los partidos, tras este més de protestas. Educación pública de baja calidad, precios elevados de fármacos y acceso médico, bajas pensiones y alto costo de la vida son las mayores quejas del pueblo chileno.
Y frente a la violencia, la cultura, la música y los músicos toman el protagonismo para apoyar la manifestación pacífica. En estos conciertos se han ido interpretado grandes obras del repertorio, como varias sinfonías y el Réquiem de Mozart, o la 5ª y 9ª sinfonías de Beethoven. En todos los conciertos se termina con piezas mas populares de un fuerte arraigo en la sociedad chilena como “El pueblo unido jamas será vencido”, cuya música fue compuesta por Ortega Alvarado y el texto escrito conjuntamente con la banda de Quilapayún, pocos meses antes de la dictadura de 1973; o “El derecho a vivir en paz” de Víctor Jara que, orquestada para la ocasión, se ha transformado en el himno de estas movilizaciones contra la desigualdad y por la reforma justa de la Constitución.
“Luchar por un país más justo, donde los ricos entiendan que el país no puede ser gobernado por unos pocos, que es de todos, así como esta orquesta es de todos los chilenos”, fue el preámbulo de Juan Pablo Aguayo, músico que dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile en uno de los conciertos.